Fundación Hester: el fin de un ciclo

Hester Van Nierop. Foto: Especial

BRUSELAS (apro).- Hace pocos días, Arsène Van Nierop anunció que la Fundación Hester, que creó en 2005 en La Haya, Holanda, en memoria de su hija asesinada en Ciudad Juárez en 1998, llegó al final de su camino y, “con dolor en el corazón”, tomó la decisión de disolverla.

La fundación, que ofrece apoyo a las mujeres víctimas de violencia en México e informa en Europa sobre los feminicidios, explicó que en los últimos años se había hecho cada vez más difícil encontrar nuevos miembros para los consejos de administración. “Durante mucho tiempo hemos estado buscando en vano un presidente”, dijo en un mensaje a sus afiliados y simpatizantes.

La junta directiva de la fundación exploró varias posibilidades para continuar con su funcionamiento, e incluso consideró que otra asociación la retomara. “Desafortunadamente —informó—, no se encontró una solución satisfactoria para la junta, una que mantuviera vivo el objetivo de la fundación”.

En una plática con este columnista, Arséne confiesa que eso sucedió porque para los holandeses “los problemas mexicanos están del otro lado del mundo, demasiado lejos”. Lamenta que haya tenido que cerrar la fundación, pero considera que hay otras maneras de seguir apoyando a las mexicanas que sufren de violencia.

Su última actividad será la entrega de diplomas de preparatoria a 16 mujeres, que pudieron obtenerlos gracias al apoyo de la fundación y de Casa Amiga Esther Chávez Cano, un centro de crisis, con sede en Juárez, que desde hace 20 años ofrece ayuda psicológica, legal, educativa y social a mujeres víctimas de la violencia. Durante mucho tiempo, Casa Amiga dependió de las aportaciones financieras de la asociación holandesa.

“Es la coronación de la obra de la Fundación Hester”, refiere la fundación respecto a la entrega de los diplomas. Esta actividad, que está planeada para llevarse a cabo en Ciudad Juárez el 10 de septiembre, tendrá que realizarse en la capital mexicana, ya que la embajada de Holanda le pidió “encarecidamente” a los Van Nierop que no viajaran a Juárez.

En una comunicación, esa embajada informó a Arsène que “la situación general de seguridad en Ciudad Juárez se ha deteriorado considerablemente en los últimos meses”, a tal grado, dijo, que el personal de las embajadas y de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) no viajan allá.

Advirtió que tanto la ACNUR como el asesor de seguridad del consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez, “se muestran muy reacios a celebrar el evento el 10 de septiembre en Ciudad Juárez”, puesto que “no se puede garantizar la seguridad” de la delegación de ciudadanos holandeses, y menos en la “zona roja”, donde se ubica Casa Amiga.

El evento, al que no podrán asistir todas las graduadas, se efectuará en la embajada de Holanda en la Ciudad de México.

Con el cese de actividades de ese organismo holandés sin fines de lucro, se cierra una desgarradora etapa en la vida de la familia Van Nierop, la cual empezó un mes de septiembre, pero de hace 21 años.

El 20 de septiembre de 1998, Hester fue hallada sin vida en el cuarto 121 del hotel Plaza de Ciudad Juárez.

Una empleada de limpieza encontró debajo de la cama el cuerpo desnudo y ultrajado de la joven de 28 años, arquitecta de profesión, que había visitado a su hermana en Nayarit para luego dirigirse a Estados Unidos a hacer unas prácticas.

La policía señaló que Hester había sido estrangulada el día anterior. Un hombre, registrado como Roberto Flores, ocupaba la habitación donde fue descubierto el cadáver de la ciudadana europea.

Arsène fue informada por teléfono de la trágica noticia a través de la embajada holandesa en la Ciudad de México. Desde entonces, los Van Nierop quedaron atrapados en el laberíntico sistema mexicano de justicia, cuyo inepto funcionamiento fue siempre incomprensible para ellos.

Durante 15 años, Arsène y Roeland lucharon a contracorriente, por momentos casi al borde del agotamiento y la frustración, para que el asesinato fuera investigado y el culpable pagara por el crimen de su hija. Arsène dejó su trabajo y tuvo que aprender español.

Cuando ella y su marido visitaron por primera vez Juárez en septiembre de 2004, aun confiaban en la policía mexicana. Pero luego de encontrarse con varios funcionarios locales y, particularmente, después de entrevistarse con Manuel Esparza, oficial de la Fiscalía especial para la atención de los crímenes contra mujeres en Juárez —quien les confesó que el expediente de su hija estaba en blanco y él no sabía nada porque acababa de llegar al puesto—, Arséne se soltó a llorar abrazando a Roeland.

Debido a que un equipo de la televisión holandesa los acompañaba en ese viaje, tan emotiva escena formó parte de un documental transmitido en horario estelar en Países Bajos: la sociedad de ese país descubrió con indignación el sufrimiento de los Van Nierop y simpatizó con su combate.

En 2005, los padres de Hester estaban desesperados: habían escuchado demasiadas mentiras o promesas falsas de las autoridades mexicanas, como que el FBI participaba en las pesquisas, que se había pedido la intervención de la Interpol, o que estaban a punto de agarrar al asesino. La fiscalía especial para asesinatos de mujeres, del gobierno de Chihuahua, no había realizado ninguna actuación en el caso de Hester entre 2000 y 2003, y habían tenido que soportar la falta de información durante cinco años.

Las autoridades federales y del estado de Chihuahua conocían desde diciembre de 1998 el nombre, dirección y señas particulares del presunto asesino; y en 2004 emitieron una orden de aprehensión en su contra.

A mediados de 2005 nació la Fundación Hester.

“Crear la fundación fue una manera de canalizar en un sentido positivo la experiencia del asesinato de mi hija. Me negaba a pensar en mi hija en términos de asesinato, desilusión y otros malos sentimientos. Ayudando a otras mujeres en Ciudad Juárez, a víctimas como Hester o a otras madres como yo, puedo apoyarlas a cambiar la cultura de violencia. Además, así es menos doloroso para mí vivir con el fantasma de Hester. Nunca podré traer de regreso a mi querida hija, pero con mi trabajo nunca la recuerdo de forma negativa”, comentó Arsène a este columnista en marzo de 2012.

En Holanda y Europa, el objetivo de la fundación era informar a las autoridades y los medios de comunicación sobre los feminicidios y los problemas que enfrentaban las mujeres en Juárez. Arsène logró movilizar en torno a su causa una fuerza de presión internacional considerable para los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, que se mostraron no sólo incompetentes para resolver el asesinato de Hester, sino hasta humillantes con sus padres.

El secretario de Relaciones Exteriores de Fox, Luis Ernesto Derbez, por ejemplo, se negó a reunirse con ellos cuando el 2 de febrero de 2006 estuvo de gira en La Haya. Alegó que tenía una “apretada agenda”, lo cual fue un engaño porque, según la agenda oficial, después del almuerzo al mediodía no había ningún compromiso hasta la cena.

La fundación congregó rápidamente en Holanda a figuras políticas, periodistas, empresarios, académicos y personajes importantes de la cultura. Su comité de notables lo llegó a integrar el alcalde La Haya, Jozias Van Aartsen, y la presidenta del parlamento holandés, Gerbi Verbeet.

El caso de Hester fue retomado también por el Parlamento Europeo, que en 2007 emitió una resolución contra los feminicidios en México, la que combatió con todas sus influencias el gobierno mexicano, en particular su embajada en Bruselas bajo el mando de Sandra Fuentes-Berain (2007-2013), quien anteriormente había actuado de igual manera, bloqueando el asunto y dándole vueltas, cuando fue embajadora en Holanda (2004-2007).

En abril de 2009, la ciudad de La Haya condecoró a Arsène con la Orden Real de Orange-Nassau, y en noviembre siguiente, convertida en una activista contra los feminicidios, se entrevistó con el príncipe Guillermo de Holanda y su esposa Máxima, que estaban por viajar a México.

Arsène contó a la pareja real su “terrible experiencia” con la justicia mexicana, como ya la había narrado dos años antes en su libro Un grito de socorro desde Juárez. Consiguió que la princesa Máxima abogara por el caso de Hester con Margarita Zavala, esposa del presidente Calderón.

A través de la fundación, los Van Nierop remontaron en lo posible el dolor que los embargaba.

En octubre de 2013, la embajada holandesa le comunicó a Arsène que la entonces PGR había localizado al sospechoso del crimen de Hester en una prisión de Mississippi, Estados Unidos. El sujeto fue identificado como el asesino de su hija y de otras mujeres. El 24 de enero de 2014, Ramiro Adame López, alias Roberto Flores, fue entregado a las autoridades mexicanas en el puente fronterizo Stanton y, posteriormente, condenado a 35 años de prisión por la muerte de la ciudadana holandesa.

“El duelo siempre estará en mi interior. Nunca se acabará, pero intenté ayudar a las mujeres de Ciudad Juárez para hacerlas un poco más felices sin violencia”, dice Arsène a este columnista. Ahora, comenta, podrá disfrutar completamente de su familia: “Tengo 72 años y mi marido 75, y no hemos disfrutado de la vida durante mucho tiempo”.

—Hester estaría muy orgullosa de usted, Arséne…

“Yo también espero que esté orgullosa. Pero todo lo que he hecho, ha sido con ella. Sin pensar en Hester, no hubiera hecho nada”.

*Esta columna Europafocus fue publicada el 10 de septiembre en el portal de la revista PROCESO. Aquí puedes leer el texto original.