Proponen estrategia mexicana contra el narco… para África

BRUSELAS  (apro).- Pese a los efectos catastróficos causados por la guerra contra el narcotráfico emprendida en el sexenio de Felipe Calderón —y que continúa Enrique Peña Nieto—, Melanie Reid, exfuncionaria del Departamento de Justicia de Estados Unidos, cuyas ponencias como conferencista han sido auspiciadas por la Agencia Antidrogas (DEA) y el Buró Federal de Investigaciones (FBI) de ese país, aconsejó a la Unión Europea (UE) impulsar la estrategia mexicana en la lucha contra el narcotráfico en África Occidental, región por donde transita una cantidad importante de los estupefacientes que ingresan en el mercado europeo.

(Artículo publicado el 2 de agosto de 2013 en la sección Prisma Internacional de la Agencia PROCESO)

“África Occidental está lentamente aproximándose a una crítica encrucijada: enfrentar al enemigo dentro de sus fronteras o hacerse de la vista gorda. El enemigo es el narcotráfico y la violencia que le acompaña”, inició Reid su intervención en la conferencia Futuro del Derecho y las Políticas Europeas, que tuvo lugar en la universidad inglesa de Birmingham los días 28 y 29 de junio de 2012 y al que acudió el mundo académico europeo del más alto nivel.

Reid, quien presentó un reporte de esa ponencia en enero pasado con el aval de la Universidad Lincoln Memorial, en donde ella es profesora asistente, advirtió que, “una vez que las redes del crimen organizado se establezcan firmemente en África Occidental, tal como lo ha hecho el cártel de Sinaloa o Los Zetas en México —precisó—, le seguirán implacables rivalidades y violentas escaramuzas para apoderarse de los territorios de tránsito y de las pequeñas pistas de aterrizaje instaladas a lo largo de toda África Occidental”.

En ese reporte, titulado África Occidental, el México de la UE: extradiciones y juicios en la UE podrían ser la respuesta, la académica estadunidense planteó una comparación: “El tráfico de narcóticos en África Occidental está aún en sus primeros estadios, pero pronto pasará la cuesta y se unirá al rango de los veteranos narcotraficantes de México y de las organizaciones del narcotráfico establecidas en Colombia. Al igual que México está en el patio trasero de Estados Unidos, África Occidental es asunto de interés de la UE. En los últimos años las tasas de consumo de drogas se han doblado o triplicado en la UE. Europa debe reaccionar al potencial desastre que se agita en África Occidental”.

Bajo la administración del presidente Felipe Calderón, expone el escrito en el capítulo titulado Lo que puede ser aprendido de México, el país “desplegó su ejército para combatir y desmantelar los cárteles de la droga. Las tropas trabajaron a lado de las fuerzas policiacas estatales y federales para mantener presencia en todo México e infundir un sentimiento de seguridad”, aunque acota que el uso del ejército en la lucha contra el narcotráfico “tuvo un precio”.

Reid explicó a expertos en derecho comunitario de importantes universidades, provenientes de una veintena de Estados miembros de la UE, que la implicación de los militares mexicanos en la lucha contra las drogas, así como las disputas internas entre narcotraficantes, trastornaron el balance de poder entre los cárteles, dando como resultado que la violencia se incrementara con la aparición de nuevos grupos criminales que se confrontaban entre ellos para llenar los vacíos de poder.

Refirió que la violencia extrema desatada por la estrategia de Calderón causó en 2011 un número de muertos “sin precedente”, incluidos “civiles atrapados en los tiroteos entre las fuerzas de seguridad y los cárteles y entre los mismos cárteles”, por lo que observó que “el precio en sufrimiento humano y en presupuesto público en la guerra contra las drogas (en México) no es un asunto menor”.

La estadunidense se pregunta entonces en su reporte el motivo por el que Calderón “sacrificaría tantas vidas inocentes y recursos financieros para combatir el tráfico de drogas en México, incrementado la violencia diez veces desde que llegó a la presidencia en 2006” y “sin lograr una disminución significativa del tráfico”.

Y en ese sentido se hace otro cuestionamiento: “¿Por qué entonces (los países de) África Occidental debería seguir los pasos de México e intentar imponer una solución policiaca firme a sus problemas de comercio de narcóticos, cuando tal posición no ha tenido éxito en México?”

A su juicio, responde, Calderón intentó “imponer el estado de derecho y el orden para crear un Estado central fuerte y capaz de proteger los derechos de todos los ciudadanos”, por lo que, a pesar de que “la victoria permanece vaga, el objetivo final (del gobierno) es evidentemente pelear por ella”.

En ese sentido, Reid advierte que los países de África Occidental no disponen de “gobiernos centrales fuertes” ni de “ejércitos poderosos” como México que permitan “el combate directo” a los narcotraficantes, y que “es sólo cuestión de tiempo que el trasiego de estupefacientes en África Occidental sea tan sofisticado como las operaciones de los cárteles en México”.

Concluyó: “África Occidental puede elegir: mirar a otro lado y, quizás, mantener bajos niveles de violencia en tanto que los cárteles continúan creciendo en número y capacidad de violencia, o mirar a México como un modelo y comenzar a confrontar el comercio de drogas mientras todavía cuentan con la capacidad para hacerlo”.

 

Ruta africana

Melanie Reid fue abogada litigante del Departamento de Justicia estadunidense, específicamente en la Unidad de Inteligencia Antidrogas, perteneciente a la División de Narcóticos y Drogas Peligrosas. Actualmente es profesora asistente de la Facultad de Derecho de la Universidad Lincoln Memorial en Knoxville, Tennessee.

Ha sido conferencista en diversos temas legales relacionados con procedimientos internacionales criminales, incluyendo casos de narcotráfico, de acuerdo con la página oficial de la Universidad Lincoln Memorial, la que agrega que sus conferencias “fueron patrocinadas” por varias agencias, y cita la Oficina de entrenamiento internacional de la DEA en Quantico, Virginia, y en Sudamérica; el Departamento de Justicia en el distrito de Columbia, y el Grupo de Trabajo Regional en Contrainteligencia de la Oficina en Tampa del FBI, entre otras.

Reid participó en la citada conferencia de la Universidad de Birmingham con una ponencia que tituló ¿Está convirtiéndose África Occidental en el México de la UE?: Una perspectiva sobre el tráfico ilícito de drogas, y que derivó en el reporte de enero de 2013, del cual Apro obtuvo una copia.

En ese reporte, de 27 páginas, Reid ofrece —además de la recomendación de aplicar la estrategia mexicana antidrogas— una radiografía de las rutas del narcotráfico en la región de África Occidental, por donde, indica, circulan hasta dos terceras partes de la cocaína sudamericana que se envía a Europa, trasiego en el que participan los cárteles mexicanos.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) afirma que, “al menos”, transitan por esa región 50 toneladas de cocaína cada año destinadas a Europa, recuerda la ponente, que también cita otra fuente que eleva ese monto a 150 toneladas en total.

El recorrido de la droga hasta el mercado europeo involucra a Senegal, Liberia, Guinea Bissau, Sierra Leona, Mali, Benín, Burkina Faso, Togo, Nigeria, Gambia y Ghana, subraya Reid, quien precisa que los estupefacientes son transportados desde América del Sur en pequeñas aeronaves, en pesqueros comerciales o en barcos contenedores, e incluso en submarinos que llegan a las Islas de Cabo Verde, en el Océano Atlántico. Una vez en África Occidental las avionetas aterrizan en pistas clandestinas y las embarcaciones pasan la mercancía ilícita casi sin ser detectada en los puertos de entrada, agrega.

“Los cargamentos son entonces separados en pequeñas unidades, reempaquetadas, y ya sea despachadas por servicio de mensajería a Europa mediante aviones que despegan de aeropuertos como el de Dakar, Senegal, y el de Accra, Ghana, o transportadas vía terrestre a través del sur de Europa”, expone, remarcando que, “aunque no hay cárteles como tales en África Occidental, muchas organizaciones sudamericanas del narcotráfico cuentan con representantes en la región”.

Señala que existen intermediarios que, “sobre el terreno”, ponen en contacto a “los equipos sudamericanos” con el “personal de apoyo” africano. Esos enlaces son de diversas nacionalidades: rusos, ucranianos, holandeses, libaneses y marroquíes, pero son los nigerianos, que han creado redes criminales  internacionales para dispersar las drogas dentro de África, acota la exfuncionaria del gobierno estadunidense, quienes “trabajan directamente con los productores de narcóticos de América Latina”.

Las redes criminales de África Occidental, menciona Reid, han establecido laboratorios en países como Guinea, en donde son capaces de producir heroína, cocaína y éxtasis, y argumenta que “la violencia ha sido mínima porque los traficantes de la región no son, en general, tampoco violentos”, aunque también aclara que “muchos de ellos son criminales profesionales que incursionan en cualquier delito y no profesan ningún juramento de lealtad a nada que no sea el dinero”.

Reid exhorta a la UE retomar el sistema de operación de la DEA con sus Unidades de Investigaciones Sensibles (SIU, por sus siglas en inglés), presentes en varias naciones de América Latina —entre ellas México—, África y Asia, cuyos miembros están entrenados en investigaciones antidrogas, técnicas de vigilancia o en recopilación de información de inteligencia.

Su trabajo consiste en aportar los elementos legales para poder procesar en cortes federales estadunidenses casos de tráfico de drogas a Estados Unidos —incluso si los presuntos culpables nunca han pisado el territorio de ese país—, tal como lo permite la Sección 959 del Título 21 del Código nacional, el cual ha sido aplicado con éxito para extraditar y juzgar en el país a miembros de cárteles de México o de Colombia, refiere Reid.

Y expone: “La UE puede usar el concepto estadunidense de SIU como un modelo para desarrollar sus propios procesos internacionales de acusación y sus propias demandas de extradición” de narcotraficantes africanos, las cuales, remata la académica en su reporte, “juegan un importante papel para lograr el orden mundial, y deben usarse en su más grande extensión para combatir el tráfico internacional de estupefacientes”.