La ruta de la droga Zeta: de Venezuela a Inglaterra

BRUSELAS (apro).- El cártel de Sinaloa y Los Zetas controlan ya el tráfico de la cocaína latinoamericana a Europa, a donde la transportan en contenedores que parten de puertos venezolanos, sostiene un informe elaborado para la Comisión Especial del Parlamento Europeo sobre Crimen Organizado, Corrupción y Lavado de Dinero, que fue creada en marzo de 2012 para investigar la infiltración en la Unión Europea (UE) de la delincuencia organizada y proponer medidas para combatirla.

(Artículo publicado el 12 de julio de 2013 en la sección Prisma Internacional de la Agencia PROCESO)

Los narcotraficantes mexicanos han diversificado sus rutas a ese continente y han comenzado a operar a través del puerto inglés de la ciudad de Liverpool, por donde introducen cocaína a Gran Bretaña y al resto de Europa, afirma el reporte de ocho páginas, y agrega que existe una “estrecha colaboración” con los grupos criminales locales, encargados de la distribución interna de la droga.

Elaborado por el eurodiputado del grupo del Partido Popular Europeo Agustín Díaz De Mera, quien fue el director general de la policía española entre 2002 y 2004, el reporte asegura que el citado puerto inglés se ha convertido para los cárteles mexicanos en una alternativa a las rutas de trasiego de drogas en África Occidental, que eran las principales puertas de entrada para la cocaína en Europa y que en la actualidad son fuertemente patrulladas.

“La ruta de la Península Ibérica se ha vuelto demasiado riesgosa y en la ruta alternativa, vía África, las autoridades reforzaron la vigilancia, lo que ha obligado a los cárteles a mover sus operaciones al norte de Inglaterra, por lo que el puerto de Liverpool se ha transformado en un centro del tráfico de la cocaína”, expone.

Precisa que el río Mersey, el afluente por el que se llega a la zona portuaria de Liverpool y cuya extensión es de 113 kilómetros, es una de las vías más utilizadas del mundo para el transporte de contenedores.

El puerto siciliano de Palermo, en Italia, conforma otro centro de una nueva ruta del narcotráfico mexicano para ingresar drogas al mercado europeo, señala Díaz de Mera, quien informa a la comisión especial del Parlamento Europeo que una investigación, que duró 10 años, fue efectuada por las autoridades italianas y reveló vínculos entre cárteles mexicanos y mafias italianas “para trasladar cargamentos de cocaína por el Océano Atlántico”.

En ese sentido, plantea que los traficantes mexicanos “están ampliando sus alcances del otro lado del Atlántico como las organizaciones colombianas del narcotráfico, que han sido dejadas progresivamente fuera del comercio”, y recalcó que la conexión con las mafias de Italia “es clara y demuestra el grado en que México se ha convertido en un actor vital de la cadena de abastecimiento de cocaína no solamente en Estados Unidos, sino también en el comercio global de la droga”.

Recuerda a los otros 44 miembros que, como él, integran la comisión especial, que el precio de la cocaína es más “atractivo” para los traficantes mexicanos en el mercado europeo que en el estadunidense: un kilo de la droga cuesta en Nueva York entre 28 mil y 38 mil dólares, mientras que en Italia su valor asciende a 63 mil dólares, además de que, asegura Díaz de Mera, Europa es considerado “un mercado aún por explotar”.

Relata que la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA) documentó recientemente los nexos entre los narcotraficantes mexicanos y grupos criminales de Mozambique, la República Democrática del Congo, Gana y Nigeria, y, en particular, el cártel de Sinaloa, que comanda Joaquín El ChapoGuzmán, “conserva conexiones no sólo en Europa sino también a lo largo de América Latina, África, Asia y Australia, donde se ha desarrollado un floreciente comercio (de cocaína) en las ciudades del país”.

Y analiza: “La demanda europea de cocaína, la cual ha crecido dramáticamente en la última década, aparejado con las pujantes rutas de tráfico a través de África Occidental y Europa, ha permitido a los grupos italianos del crimen organizado meterse a la cama confortablemente con los cárteles mexicanos”.

En ese marco de hechos, el documento, fechado en septiembre de 2012, asegura que “la apertura de nuevas rutas y las tendencias del tráfico de cocaína a través de puertos de la Unión Europea han desatado una guerra” entre cárteles rivales, pero no ofrece más detalles al respecto.

En una información que no menciona el reporte de Díaz de Mera, el 16 de mayo de 2010 el periódico británico The Observer publicó un amplio reportaje (que reprodujo Proceso) en el que, citando una fuente de la policía mexicana y al subdirector de la Agencia contra el Crimen Organizado de Reino Unido, Neil Giles, confirmó que los narcotraficantes ingleses habían establecido “contactos directos” con el Cártel de Sinaloa y Los Zetas y que, “con seguridad”, ya había sido despachada cocaína a Liverpool desde puertos de Venezuela, cuyo acceso “controlan Los Zetas”.

Según el reportaje, tras el asesinato en noviembre de 2007 de Colin Smith El Rey de la Cocaína, una nueva generación de criminales ingleses caracterizados por ser despiadados, violentos y mejor armados que sus antecesores —y encabezados por un sujeto conocido en el bajo mundo como El Ave de Presa—, había intentado recuperar el control del tráfico de cocaína en España, una de las rutas más lucrativas del mundo.

Al ser ignorados por los “agentes e intermediarios locales” (colombianos, españoles y algunos nativos de Liverpool), se cerró el flujo de cocaína sudamericana vía África Occidental y España a los traficantes ingleses al mando de El Ave de Presa, por lo que decidieron abrir una conexión directa con los cárteles mexicanos, ya que, además, tenían problemas con el cártel colombiano de Cali que los abastecía.

El citado Neil Giles dijo a The Observer: “Los mexicanos son actualmente tan violentos, infunden tanto miedo, que los colombianos se encuentran literalmente sometidos. Tienen que continuar surtiendo a los mexicanos en la forma que sea”.

Preocupación

La Comisión Especial del Parlamento Europeo sobre Crimen Organizado, Corrupción y Lavado de Dinero (CRIM, en la jerga europarlamentaria) publicó el pasado 17 de mayo un “informe provisional” dedicado a recomendaciones y cuyo ponente fue el eurodiputado italiano Salvatore Iacolino, miembro del grupo del Partido Popular Europeo.

El reporte menciona que “las organizaciones delictivas tradicionales (dentro de la UE) han ido ampliando su radio de acción a escala internacional, aprovechando las oportunidades que ofrece la apertura de las fronteras interiores de la UE”, y “han establecido alianzas con grupos delictivos de otros países, como los cárteles de la droga sudamericanos”.

El vicepresidente de la comisión especial, el eurodiputado portugués Rui Tavares, confirma a este corresponsal que la creciente infiltración del narcotráfico en la Unión Europea representa un fenómeno de “ramificación” criminal “bastante preocupante”.

Expone: “Vemos una mutación en las rutas del narcotráfico mexicano en Europa. Tradicionalmente su punto de entrada es la Península Ibérica. La droga sale de Sudamérica, pasando a veces por Brasil, llega a Guinea Bissau y después entra a Europa por Portugal; o es transportada también de México o América Central a España”.

Para explicar ese viraje, Tavares recoge la tesis de Díaz de Mera en el sentido de que la eficiente intervención policiaca de España y otros países ha logrado persuadir a los cárteles mexicanos de abrir otras rutas, aunque también opina que la diversificación de puntos de entrada al continente les permite competir entre ellos en términos de precio, ya que, por otro lado, los grupos del narcotráfico en México están ubicados también por zonas geográficas delimitadas.

“No hay que descartar que a cada cártel le interese tener sus propias rutas. Me parece que decir simplemente que las policías de Portugal y España se han tornado muy eficaces en los últimos años y que, por esa razón, los traficantes de drogas debieron elegir otras rutas, es demasiado optimista”, acota el eurodiputado del grupo del Partido Verde Europeo.

—¿Pudieron ustedes tener acceso a fuentes y documentos confidenciales? —se le cuestiona.

—Hubiera querido, pero la comisión CRIM es una comisión cuyo objetivo es plantear recomendaciones para una legislación futura de la UE, no tanto para investigar hechos pasados. Nos basamos en informes de trabajo que ya hemos elaborado sobre narcotráfico.

A ese respecto, la comisión especial informó que realizó 24 reuniones con expertos, diputados, jueces, oficiales de policía, representantes de la sociedad civil y funcionarios nacionales e internacionales de organismos como la UE, la ONU, Europol o el Consejo de Europa, además de que realizó visitas de trabajo a Belgrado, Milán, Palermo, Roma, La Haya y Washington. En total sostuvo entrevistas con unas 250 personas.

En los próximos años se creará una fiscalía de la UE, para lo cual es necesario identificar y definir cuáles serán los crímenes federales europeos que caerán bajo su jurisdicción y diseñar su estructura, señala Tavares, y relata que uno de los primeros delitos será el de fraude al presupuesto común, que requerirá también ajustes al funcionamiento de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF, por sus siglas en francés).

En paralelo, el documento solicita a la Comisión Europea y al Consejo de la UE, en donde están representados sus 28 Estados miembros, que fije una lista europea de organizaciones delictivas, la cual, asevera Tavares, podría incluir a los cárteles mexicanos de la droga y serviría para “consolidar” la información que disponen las agencias de seguridad europeas y reforzar su cooperación con las de México.

Se le comenta que en el reporte provisional se atribuye el desarrollo del crimen organizado a las condiciones de pobreza y falta de oportunidades de la sociedad, por lo que hay que mejorar el nivel de prosperidad y de empleo de los ciudadanos como una política de prevención, y se le pregunta su análisis de la estrategia antidrogas militarizada que implementó el gobierno de Felipe Calderón y que mantiene el de Enrique Peña Nieto.

“Las cuestiones sociales dentro y fuera de Europa están en los orígenes de la criminalidad. Eso queda muy claro en América Latina. La respuesta represiva crea más problemas que soluciones. El ejército se utiliza en una situación de emergencia, pera la emergencia no se puede convertir en una normalidad. Lo que se debe hacer es pensar en políticas sociales que, a corto plazo, saquen a la gente de una trayectoria de vida peligrosa no sólo para ella, sino para la sociedad entera”.

Una vez que el Ejército se emplea contra el narcotráfico, el gobierno corre el riesgo de utilizarlo como “respuesta para todo”: el ataque a sindicatos, movimientos sociales y en general a opositores al régimen, subraya, para luego advertir que, en ese sentido, “en México la situación ha empeorado muchísimo”.

A Tavares se le recuerda que México y la UE gozan de estrechas relaciones: establecieron un tratado comercial, de diálogo político y cooperación, además de una “Asociación Estratégica”. Se le cuestiona sobre el tipo de relación diplomática que los europeos deberían implementar frente al poderío cada vez mayor del crimen organizado en las instituciones mexicanas.

Responde que las relaciones “deberían ser muy francas y claras respecto a los problemas que hay en México”, y explica: “No me causa ninguna molestia que un político mexicano nos diga que la respuesta de la UE a la crisis del euro pone en peligro también a la economía mundial. Sin embargo, me parece que la UE ha guardado silencio frente a lo que ocurre en México con el  narcotráfico y sus vínculos con la corrupción y la política, lo mismo que en lo que respecta a las violaciones a los derechos humanos”.

Confía en que el Representante Especial de la UE para los Derechos Humanos, el excanciller griego Stavros Lambrinidis, quien visitó México en octubre pasado y “está al tanto de la situación del país”, enfatiza, “traducirá su trabajo en palabras muy claras sobre las violaciones” a esos derechos en el país.