El nuevo desaire de Peña Nieto a la Unión Europea

Enrique Peña Nieto con el Papa FranciscoBRUSELAS (apro).- La cancelación del viaje del presidente Enrique Peña Nieto a la capital belga, donde se encontraría con líderes de las instituciones de la Unión Europea (UE), revela la poca importancia que tiene para su gobierno esa región y confirma lo que algunos expertos habían advertido: la política exterior del nuevo gobierno mexicano retomará las prioridades tradicionalmente priistas: Estados Unidos y América Latina.

(Artículo publicado el 22 de marzo de 2013 en la sección Prisma Internacional de la Agencia PROCESO)

En septiembre pasado, la Fundación para las Relaciones Institucionales y el Diálogo Exterior (FRIDE), un influyente centro de reflexión con sede en Madrid, publicó un “resumen político” titulado El nuevo sexenio en México y su relación (poco) estratégica con la UE.

Su autora, la investigadora alemana Susanne Gratius, indicó que la orientación política del nuevo gobierno se enfocaría en Estados Unidos y Latinoamérica, que ha sido la política exterior tradicional del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

El programa electoral del PRI –afirma Gratius– señala que los tres pilares claves de su “nueva política exterior” son “la soberanía nacional, una relación más horizontal con Estados Unidos y una mayor cercanía con Latinoamérica”, y ubicaba a la UE en el penúltimo lugar.

En una ocasión Peña Nieto ya canceló una reunión con el presidente del Consejo de la UE, Herman Van Rompuy, quien representa a los 27 Estados miembros del bloque comunitario.

Como lo informó Apro, Van Rompuy tenía programado en su agenda oficial un encuentro con el presidente electo el pasado 11 de octubre a las 18.30 horas locales, en el edificio Justus Lipsus de la capital belga, sede del Consejo. La cita se había planeado con dos semanas de anticipación.

Un funcionario del Consejo explicó que el priista canceló la cita con el argumento de que tenía “problemas de calendario”, por lo que, según la misma fuente, ambas partes intentaron fijar otra fecha antes de finalizar 2012, pero fue imposible.

En esa fecha, 11 de octubre, Van Rompuy únicamente había planeado en su agenda una intervención a las 11.30 de la mañana de Bruselas, en una conferencia académica.

Ese mismo día Peña Nieto inició su primera gira europea con una visita a la capital de Alemania, Berlín, donde sí se entrevistó con la canciller Angela Merkel, y permaneció en ese país  hasta el día siguiente. El 15 de octubre continuó su periplo europeo en Madrid, España, donde se encontró con el presidente Mariano Rajoy, y el 16 estuvo en Londres, Inglaterra, donde charló con el primer ministro David Cameron. El 18 finalizó su viaje con una escala en París, Francia, que incluyó una cita con el presidente Francois Hollande.

El desaire de Peña Nieto a las instituciones de la UE se repitió la semana pasada. El martes 12 –el día que comenzó el cónclave para elegir al nuevo pontífice– Peña Nieto anunció que viajaría al Vaticano del 14 al 18 para estar presente en la misa de entronización del pontificado, que finalmente recayó en el arzobispo de Buenos Aires, Argentina, Jorge Mario Bergoglio. De ahí, anunció la presidencia mexicana, el presidente volaría a Bruselas para sostener encuentros con los dirigentes de las instituciones de la UE el miércoles 20.

Bergoglio fue electo Papa por el Colegio Cardenalicio el pasado viernes 15, y la referida celebración religiosa se fijó para el siguiente martes 19.

El mismo día que Bergoglio fue nombrado jefe de la Iglesia católica, una nota de la agencia española EFE informó que, según “una fuente de la presidencia”, Peña Nieto había cambiado su calendario y viajaría al Vaticano hasta el lunes 18 o martes 19 para asistir a la misa papal. La misma fuente adelantó también que era “probable que (Peña Nieto) no viaje a Bruselas” por complicaciones en su agenda. El presidente regresaría entonces al país el miércoles 20, el día que había pensado encontrarse con altos funcionarios de la UE en Bruselas. Pero no ocurrió así.

El mandatario mexicano asistió a la misa de inicio del pontificado del papa Francisco el martes 19 (el acto se celebró de las 9.30 a las 11.30 horas de Roma), pero no regresó a México al día siguiente ni viajó a Bruselas como lo anunció, sino que permaneció en Roma-El Vaticano. El vuelo de Roma a Bruselas dura dos horas.

La página de la Presidencia de la República señala que los días 19 y 20 de marzo Peña Nieto “sostuvo conversaciones”, “breves encuentros” o “intercambio de impresiones” con numerosos líderes políticos del mundo que también asistieron a la primera misa del papa Francisco. Entre ellos se cita al presidente del Consejo de la UE, Herman Van Rompuy; el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz. Pero no se precisa si tales acercamientos sobrepasaron el simple saludo o las palabras de cortesía entre pares que se cruzan azarosamente.

Solo en una fotografía se puede observar a Peña Nieto sentado con Michael D. Higgins, el presidente de Irlanda, país que detenta la presidencia rotativa de la UE hasta junio próximo.

El pasado lunes 18, un funcionario de la oficina del presidente Van Rompuy confirmó a este corresponsal que, una semana antes, las autoridades peñistas sí habían establecido contacto con los servicios diplomáticos de la UE para fijar una agenda de entrevistas con miras a una “visita tentativa” a Bruselas.

Pero días después, dijo el funcionario, el viaje del presidente Peña Nieto a Bruselas fue cancelado, ya que, se argumentó, el proceso de elección del nuevo Papa habría desajustado su agenda original.

De esa forma, el encuentro solicitado por el equipo de Peña Nieto no aparece en la agenda semanal que difunde el despacho de Van Rompuy cada viernes previo. Tampoco se le incluyó en la agenda personal del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

La improvisación y el descuido con los que actuó la diplomacia peñista ocasionó que la participación del presidente mexicano apareciera anunciada todavía en la agenda de la reunión del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo, celebrada el miércoles 20, un día después de la misa inaugural del Papa en el Vaticano.

Un consejero de prensa del Parlamento Europeo señaló a Apro que la embajada mexicana en Bruselas les había confirmado la asistencia de Enrique Peña Nieto a dicha reunión. “Por eso lo incluimos en el orden del día”, enfatizó. Sin embargo, la misma embajada la anuló de último minuto. La fuente comenta que se enteró de la cancelación el viernes 15 por la mañana, por lo que ya no dio tiempo de modificar nada.

El tema número 13 de tal proyecto de orden día –el último de la reunión– anuncia un “intercambio de puntos de vista con Enrique Peña Nieto, presidente de México, sobre las relaciones UE-México”, que comenzaría a las 17.30 horas locales y duraría una hora. La intervención del mandatario mexicano, puntualiza, sería llevada a cabo “en asociación con la Delegación en la Comisión Parlamentaria Mixta UE-México”, una instancia del Parlamento Europeo encargada concretamente de las relaciones con el país y cuyo presidente es el eurodiputado español Ricardo Cortés Lastra.

Otros participantes de alto nivel esperados durante esa misma sesión de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo fueron los ministros de Exteriores de Noruega, Espen Barth Eide, y de Kosovo, Enver Hoxhaj, así como el Comisario de Ampliación y Política Europea de Vecindad, Stefan Füle.

Como dato curioso, un tema de discusión previo a la anunciada presentación de Peña Nieto fue el proyecto de reporte de la eurodiputada holandesa Marietje Schaake. Su título: la libertad de prensa y los medios de comunicación en el mundo.

En su base jurídica ese reporte enumera en los considerandos los compromisos internacionales de los Estados en materia de derechos humanos y protección de los periodistas, las cláusulas democráticas de los acuerdos de la UE con países como México, y toma como referencia, entre otros, los informes de las organizaciones Reporteros Sin Fronteras y Freedom House, en los cuales México aparece como un país de mayor peligrosidad para ejercer el periodismo.

En su parte sustancial, el reporte “deplora” el asesinato de periodistas y que éstos permanezcan en la impunidad, y subraya que la alta concentración en la propiedad de los medios “limita la libertad para adquirir o acceder a la información”. Y, más aún, “considera que “la tendencia hacia la concentración de la propiedad de los medios de grandes conglomerados es una amenaza a la libertad de expresión y el pluralismo, especialmente cuando el proceso de digitalización ocurre en paralelo”, e insiste en que existan reguladores independientes en el sector.

Una medida que propone el Parlamento Europeo en ese proyecto de reporte es que la UE ofrezca apoyo a periodistas y medios de comunicación en su asistencia electoral, como por ejemplo cultivar la cooperación entre las instituciones electorales y la prensa, con el objetivo de mejorar la transparencia y la legitimidad del proceso electoral y sus resultados.

Una de las críticas que hizo la Misión de Expertos Electorales de la UE sobre la elección presidencial mexicana de julio de 2012, que observó –y sobre la cual elaboró un informe dado a conocer en septiembre pasado–, es la “alta concentración mediática” que persiste en el país, en referencia a Televisa y Tv Azteca. Tal concentración, aseguró la misión europea, “comprometió la pluralidad periodística” en el proceso electoral y generó acusaciones de favoritismo de la televisión y su prensa satélite a la candidatura priista, la cual no pudo probarse con estadísticas concretas debido a un monitoreo ineficiente de los medios de comunicación durante el periodo de la campaña, acusó en su informe.

Peña Nieto tenía que presentarse ante los eurodiputados poco después del debate sobre el mencionado reporte de la ponente holandesa en la Comisión de Asuntos Exteriores.

A diferencia de los encuentros con Van Rompuy y Barroso, que son a puerta cerrada, las sesiones a las que fueron invitados Peña Nieto y la embajadora en el Parlamento Europeo son eventos abiertos al público. En ellas pueden intervenir los eurodiputados asistentes, pero también funcionarios, activistas, académicos, periodistas, investigadores o cualquier otro ciudadano cuya participación esté programada como parte de los asuntos que serán abordados.