Globalización de la protesta

 BRUSELAS (Proceso).- Luego de la protesta internacional de Los Indignados, prevista para su realización el sábado 15 en esta ciudad, “cada uno de los participantes regresará a su país, pero eso no significa que el movimiento se apaga. Las comisiones internacionales que se han creado en cada ciudad continuarán activas”, explica Tatiana, una belga de 56 años que atiende a los periodistas interesados en la inédita marcha que miles de “indignados” emprendieron a la capital de la Unión Europea (UE) provenientes de España, Francia, Holanda, Alemania, Inglaterra y otros países de la región.

(Artículo publicado en la edición del 19 de Octubre de 2011 de la revista PROCESO)

“Es verdad que el movimiento se va construyendo con base en la experiencia, en el día a día de las asambleas populares. Pero detrás de esa espontaneidad hay una organización horizontal en la que cada quién actúa a título personal”, comenta Tatiana en entrevista con Proceso realizada en el edificio en desuso de la Alta Escuela-Universidad de Bruselas, donde la policía los obligó a replegarse.

La marcha de Los Indignados a esta ciudad se propone internacionalizar la protesta. “Ese es nuestro objetivo. Así lo planteamos desde el principio. En las asambleas, por ejemplo, hay traducción simultánea a español, inglés y francés”, indica Tatiana.

Los Indignados están resueltos no sólo a mantener vivo el movimiento, sino a expandirlo hasta lograr una coordinación con los colectivos de otros países que se han sumado.

En su programa incluyeron la discusión de temas como el origen de la crisis económica global, la voracidad de los sistemas financieros y la falta de oportunidades para la juventud en todo el mundo. También hablarán acerca de la agricultura, el lobby de la alimentación, la representación política, la represión policial, y sobre Grecia y Palestina.

Sebastián, estudiante de ciencias políticas en España, apunta: “El propósito es ampliar el movimiento para que nuestras posturas sobre los temas nacionales se coordinen. Todos sufrimos lo mismo. En cada uno de nuestros países los sistemas políticos y el entramado financiero le han dado la espalda a la sociedad, y nosotros queremos revertir eso”.

Los indignados que llegaron a Bruselas se sumaron a una iniciativa surgida el verano pasado en la Puerta del Sol en Madrid, epicentro del movimiento, para programar la marcha de este sábado 15: 15O united for #global Exchange. En ésta se previó la participación de colectivos de 308 ciudades de 40 países, incluido un grupo de Tijuana, México.

Con el lema “Unidos por un cambio global”, el documento de convocatoria para esta “protesta no violenta a escala global” establece que “personas de todo el mundo tomarán las calles y las plazas. Desde América a Asia, desde África a Europa, la gente se está levantando para reclamar sus derechos y pedir una auténtica democracia.

“Unidos en una sola voz haremos saber a los políticos, así como a las élites financieras a las que sirven, que ahora somos nosotros, la gente, quienes decidiremos nuestro futuro. No somos mercancía en manos de políticos y banqueros que no nos representan.”

Visión compartida

En julio pasado, poco antes del anuncio de la movilización global, Los Indignados recibieron en España la visita del actor y activista Hördur Torfason, quien en 2008 impulsó la llamada “revolución silenciosa” en Islandia e instó a su pueblo a reaccionar ante los abusos de banqueros y políticos que llevaron a la bancarrota a este país del norte de Europa.

Torfason les compartió a Los Indignados la experiencia del movimiento islandés, que el 24 de enero de 2009 exigió la dimisión del gobierno encabezado por el primer ministro Geir H. Haarde, quien renunció dos días después. El 7 de junio último el expremier compareció ante la justicia acusado de negligencia grave ante la crisis económica provocada por la voracidad de la banca.

“Seguramente –dijo Torfason– ninguno de nosotros tenga las soluciones, pero sí tenemos una visión compartida y queremos resistirnos al sistema vigente. Por ello les recomiendo resistir y mantenerse con el objetivo común de lograr un mundo mejor y con menos corrupción.”

En Gante, Bélgica, en las jornadas finales de la caminata que llegó a Bruselas, Alfonso, uno de los jóvenes indignados, explica que “la caminata tuvo el objetivo de ir tejiendo esa red. Al pasar por pueblos y ciudades la pretensión fue establecer ligas con esas poblaciones, conocer sus problemas. Creamos el Libro de los pueblos, al que le daremos seguimiento”.

Y agrega: “Todo ello con el fin de ir ampliando a otros países el movimiento, que ya no sólo sea de un solo país, sino trabajar coordinadamente, tomar decisiones libremente, pero de manera conjunta”.

Kevin, un activista francés de 19 años, comenta que el movimiento está en plena evolución: “No sabemos qué va a pasar en un mes. No funcionamos bajo los viejos esquemas de mando comunista o anarquista”.

Él es uno de los siete indignados que, por sorteo, integró la delegación que el martes 11 se reunió en el Parlamento Europeo con los eurodiputados comunistas Willy Meyer, de España, y Chontis Nikolaos, de Grecia.

En el encuentro, los jóvenes les dijeron que los eurodiputados no representaban a nadie, y que si querían escuchar las reivindicaciones del movimiento deberían asistir como cualquier otro ciudadano a una de sus asambleas.

–¿Cómo piensan coordinar y progresar en sus propuestas sin una organización más formal? ¿Hay una estructura? –se le pregunta a Kevin.

–Claro que hay una estructura. En lo concerniente a los contactos y la coordinación con otros países; ahí está el comité internacional de Barcelona.

El primero de esos comités fue constituido por la asamblea de Barcelona el pasado 18 de mayo, y desde entonces se han creado otros en muchas ciudades europeas.

Sin fronteras

Mediante el uso exhaustivo de los nuevos canales de comunicación vía internet, videoconferencias, streamings para la conexión de audio y video, blogs, chats, Twitter o Facebook, estas comisiones han tejido una red de comunicación en tiempo real.

En su paso por Francia, los organizadores de la marcha a Bruselas instalaron un centro de medios que recibió el apoyo de Le Loop, un colectivo de hackers franceses que previamente había colaborado con las movilizaciones españolas, relata a Proceso Héctor Huerga.

Además, entre el viernes 7 y el sábado 9, la comisión internacional organizó en sus páginas en internet asambleas informativas por videochat con los distintos países participantes en la manifestación global del sábado 15.

Huerga detalla: “Nos organizamos a partir de un listado de correos electrónicos; organizamos chats internacionales en inglés, abiertos al público del directorio, y enviamos a todos las convocatorias a eventos”.

A través de distintos canales se proporcionó información acerca de la caminata a Bruselas. La idea de realizarla nació a mediados de año durante la marcha de indignados españoles de Barcelona a Madrid.

“Fue una idea concebida por una sola persona. Cuando esa marcha llegó a Madrid el 23 o 24 de julio, ya todo mundo la conocía y la había ‘procesado’. ‘En caliente’ se discutió en asamblea y se decidió ir a Bruselas”, dice Huerga.

Frank, un francés de 43 años que vive cerca de París, se enteró de la marcha por medio de internet. Comenta a este semanario que desde hace año y medio no tiene trabajo. Se dedicaba a realizar vitrales y su principal cliente, el Ministerio de Cultura, recortó drásticamente su presupuesto. Cuando supo que Los Indignados pasarían cerca de su casa, no dudó en unirse.

El martes 11, el corresponsal de Proceso en Bruselas envió una dirección de correo electrónico y un teléfono a una encargada de prensa del movimiento. Al día siguiente recibió un mensaje de texto en español, francés e inglés que informaba de una reunión en los locales del banco francobelga en bancarrota.

Decía: “Acción directa. Los Indignados ocupan el edificio del banco Dexia. Metro Rogier. En unos minutos. Asamblea en el edificio por otro sistema bancario”.