Cacería de corruptos en el futbol belga

El agente Mogi Bayat (derecha) con el jugador tunecino Hamdi Harbaoui. Foto: Twitter

Partidos arreglados, evasión de impuestos, soborno y juego sucio de los agentes deportivos con los contratos de los jugadores, entre otras irregularidades y delitos, fue lo que motivó a la fiscalía federal de Bélgica para catear las oficinas de nueve clubes y varios domicilios privados en busca de pruebas para procesar a los responsables. Según la prensa de ese país, se trata de un golpe demoledor al núcleo de directivos y agentes que han dominado la Pro League durante años.

BRUSELAS (Proceso).- En un impresionante operativo policiaco la mañana del miércoles 10, 184 agentes judiciales registraron las oficinas de nueve de los 16 equipos de la primera división del futbol belga, la Pro League.

La operación incluyó el allanamiento a las instalaciones de los cinco grandes clubes: RSC Anderlecht, FC Brujas, KAA Gante, KRC Genk y Standard de Lieja, este último, donde juega el guardameta y seleccionado mexicano Guillermo Ochoa desde julio de 2017.

La policía incautó diversos documentos y expedientes, así como tres relojes de lujo. Se mostró particularmente interesada en apropiarse de los contratos de los jugadores.

Ese día la fiscalía federal reveló que desde finales de 2017 investiga presuntos delitos cometidos en el medio del futbol y que fueron reportados por la Unidad de Fraudes Deportivos de la Policía Nacional. Sus inspectores encontraron indicios de fraude y operaciones financieras ilegales en la transferencia de jugadores.

Igualmente, se sospecha que por lo menos dos partidos de la temporada 2017-2018 de la primera división fueron arreglados.

Los domicilios privados de 29 personas fueron igualmente cateados. Personalidades del balompié belga como Ivan Leko, el entrenador de Brujas, actual campeón de la liga; Herman van Holsbeeck, exadministrador general del Anderlecht, y Mogi Bayat, el más influyente representante de futbolistas de Bélgica, fueron detenidos para interrogarlos.

Como resultado de las primeras indagatorias, además de Bayat y Leko fueron inculpados otros 18 detenidos bajo los cargos de participación en una organización criminal, blanqueo de dinero y corrupción relacionada con el arreglo de juegos. Se trata de cinco agentes de jugadores y la esposa de uno de ellos (Dejan Veljkovic), dos árbitros, un abogado, dos directivos y un exfutbolista del Waasland-Beveren, así como tres directivos del KV Malines, y tres periodistas.

La operación se extendió a Francia, Luxemburgo, Macedonia, Montenegro, Chipre y Serbia, donde otros 36 policías efectuaron de forma simultánea 14 registros de locales y domicilios privados, al igual que de cuentas bancarias y cajas fuertes. Según medios locales, en Serbia se decomisaron 800 mil euros provenientes de transferencias fraudulentas de futbolistas en Bélgica.

Terremoto, Tempestad, Bomba, Ofensiva sin precedentes… Los títulos de la prensa deportiva belga competían en estupefacción.

El periodista Sacha Tavolieri, especialista en la Pro League del grupo francés de televisión RMC Sport, señala en entrevista que la actuación de la justicia belga representa “un golpe masivo e impresionante” para el futbol nacional, que podría desembocar en una renovación de los actores que dirigen la primera división.

La red Veljkovic

Tres meses después del brillante desempeño de la selección belga en la Copa del Mundo de Rusia –en la que obtuvo el tercer sitio, el mejor de su historia–, la espectacular intervención de la justicia belga “impugna todo el sistema de funcionamiento” de la liga profesional, refiere Tavolieri.

Los personajes centrales en la investigación de la fiscalía son los dos más importantes agentes de jugadores de Bélgica, Dejan Veljkovic y Mogi Bayat, quienes se han posicionado como intermediarios imprescindibles entre los agentes y los clubes.

Tavolieri explica que en Bélgica se ha implantado un sistema en el que los clubes no trabajan directamente con los agentes de los jugadores; casi todos hacen las transferencias a través de un puñado de representantes e intermediarios con los que pueden hacer negocios fácilmente y obtener comisiones jugosas.

“Un agente francés me confesó alguna vez que sin Bayat no hubiera podido obtener un contrato para su jugador. Reconocía que lo había concretado gracias a él”, relata.

Y es que ese exclusivo grupo de agentes acumuló un gran poder en la última década.

Dejan Veljkovic es un exfutbolista serbio-belga con una trayectoria de una década como agente en la Pro League. La fiscalía lo acusa de haber montado “construcciones financieras” ilegales en concertación con los dirigentes del KV Malines, Genk, Lokeren, el FC Brujas y el Standard de Lieja.

Tales estructuras ocultas tenían como objetivo pagar al agente comisiones no declaradas a las autoridades. Éstas circulaban por entidades de Chipre, Montenegro y Serbia, que dirigían prestanombres y familiares cercanos de Veljkovic. Esos fondos secretos servían parcialmente para gratificar a ciertos futbolistas representados por el propio Veljkovic.

Los investigadores sospechan también que el serbio-belga intentó evitar a toda costa el descenso a segunda división de uno de sus principales clientes, el KV Malines. El otro candidato era Eupen.

Un reportaje del periódico Nieuwsblad relata que Veljkovic se acercó al árbitro Sébastien Delferière, amigo suyo, para pedirle que favoreciera al Malines. Para animarlo, Veljkovic le consiguió un descuento en la compra de un Volkswagen modelo Tiguan que adquirió el silbante, cuyo antiguo ­vehículo fue comprado por la esposa del agente a un precio por debajo del mercado.

Delferière dejó de arbitrar. El agente se dirigió entonces a otro conocido suyo, el árbitro internacional Bart Vertenten, considerado uno de los mejores de la liga.

La policía estaba siguiendo las conversaciones telefónicas de Veljkovic. En uno de los diálogos con Vertenten, el agente lo llenó de promesas si se decidía a apoyarlo. Le ofreció una cobertura positiva de su arbitraje en los dos mejores diarios de la prensa belga en idioma neerlandés: el Laatste Nieuws y el Nieuwsblad. Aseguró que podía encargárselo a dos periodistas que le debían favores.

El 3 de marzo pasado, Vertenten silbó el partido Amberes contra Eupen. Marcó un penal por una falta cometida fuera del área de castigo a favor de Amberes. Una semana antes había pitado un dudoso pénalti a favor de Malines.

El 11 de marzo Malines necesitaba ganar a Waasland-Beveren. Los investigadores sospechan que Veljkovic intermedió entre las dirigencias de ambos equipos para acordar que Malines ganara, como ocurrió (quedaron 2-0). Al parecer, en el pasado Malines había hecho lo mismo por sus contrincantes.

Finalmente, Eupen se salvó del descenso por diferencia de goles.

El estilo Bayat

El otro agente de futbolistas en la mira de la justicia belga es Mogi Bayat.

Llamado “el Papa del mercado belga” por su enorme influencia en la venta de jugadores, a Bayat se le acusa de haber manipulado la transferencia de varios de sus representados con el propósito de inflar sus propios gastos y comisiones.

Bayat no respetó el FIFA Transfer Matching System, la plataforma electrónica que creó la máxima instancia del futbol internacional para transparentar el registro de transferencias de jugadores entre clubes y asociaciones de futbol.

En concreto, se investigan dos operaciones: una es la transferencia ­hacia el Spartak de Moscú de Samuel Gigot, de Gante, o la de Sofiane Hanni, de ­Anderlecht. La segunda es el traspaso del extremo nigeriano Henri Onyekuru del Eupen al Everton de la Premier League, efectuada en enero pasado.

Todo indica que el agente ocultó sus operaciones fraudulentas a clubes y jugadores, y que disponía de una red de testaferros y agentes cómplices en Francia, Inglaterra y Luxemburgo.

El dinero desviado era retirado en líquido por Bayat usando una cuenta a la que tenía acceso Laurent Denis, un famoso abogado en materia deportiva que estuvo implicado en un anterior escándalo en el futbol belga: entre 2005 y 2006, un hombre de negocios chino, Zheyun Yé, consiguió trucar varios partidos ejerciendo presión en jugadores y entrenadores para beneficiar a casas de apuestas en China. Zheyun Yé logró tejer relaciones con el club La Louvière, cuyo abogado era Denis.

El litigante fue condenado por abuso de bienes sociales y acusado de violar el secreto profesional para permitir a Zheyun Yé ganar dinero. Después del escándalo, el abogado trabajó para el Anderlecht y el Gante. El 1 de septiembre último perdió voluntariamente su licencia para ejercer por presiones de la barra de abogados.

La fiscalía belga sospecha que Bayat también estaba defraudando a la oficina fiscal mediante el comercio de relojes de lujo. Los utilizaba como regalos para sus clientes, pero también para aplicar una técnica conocida como “carrusel”, que consiste en apoderarse ilegalmente del impuesto al valor agregado mediante una triangulación comercial.

–¿Cómo llegaron a tener tanto peso esos personajes? –se le cuestiona a Tavolieri.

–Todo mundo cerró los ojos porque comían del dinero que generaban Bayat, ­Veljkovic o Walter Mortelmans. La mayoría de los equipos de la Pro League entraron a su sistema. Eso les permitía ganar dinero callándose.

Tavolieri comenta que, cuando estalló el escándalo, escribió en Twitter que el director deportivo del Standard de Lieja, el portero retirado Olivier Renard, tenía una cercana relación de trabajo con Veljkovic y Mortelmans. Esos agentes, sostiene el entrevistado, impulsaron el crecimiento de Renard en el futbol belga.

Poco después de publicar eso, los servicios jurídicos del Standard contactaron a Tavolieri para exigirle que eliminara su comentario. Lo aceptó, dice, “para no perder dinero en los tribunales”. Y agrega: “No quieren que sean reveladas sus conexiones; es la ley del silencio, la ley de la mafia.

“Pero la investigación continúa. Se pondrán algunas medidas en marcha y habrá muchos procesos. Esto no termina aquí: hay muchas revelaciones esperando la luz. Hay más nombres que se darán a conocer, sobre todo de dirigentes… como el de Olivier Renard, quien es un peligro para el futbol belga.”

*Este reportaje fue publicado en la edición del 21 de octubre de 2018 de la revista PROCESO. Aquí puedes leer el texto original.