De la “darknet” a la uberización del narcomenudeo

Valhalla en la darknet

BRUSELAS (apro).- Los mercados del darknet o Internet oscura, los llamados criptoraves y los servicios a domicilio o uberización del tráfico de drogas son algunas de las nuevas modalidades de consumo seguro de estupefacientes que se desarrollan en las principales ciudades europeas y que hacen ver ridícula e inútil la guerra contra el narcotráfico tal como la libran gobiernos como el mexicano.

Un reciente reporte elaborado en conjunto por Europol y el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA, por sus siglas en inglés) concluye que “hay evidencia del surgimiento del uso de aplicaciones de mensajería instantánea y redes sociales, mezclado con la utilización de tecnologías de sistemas de posicionamiento global (GPS), para la distribución de drogas en varias ciudades europeas”.

Tales herramientas digitales, si se combinan con los mercados de la denominada darknet -la parte codificada de Internet, anónima y no referenciada en los motores de búsqueda clásicos- pueden crear “una plataforma de distribución de drogas basada en una nube de almacenamiento oscura (darkcloud)” al servicio de narcomenudistas.

Lo anterior, advierte dicho reporte, “podría trastocar los modelos tradicionales del tráfico de drogas que emplea el crimen organizado”, ya que, en ese mismo sentido, dos tercios de la oferta de la darknet está relacionada con esas sustancias ilícitas.

Basta con ingresar a la darknet por medio de un navegador como Tor, que se puede cargar gratuitamente, y prácticamente cualquier internauta podría acceder a la compra de una variedad de estupefacientes que, de esa forma “obtiene productos de mayor calidad, con mayor variedad y de vendedores de los países donde directamente se produce la droga”.

La apertura de nuevos mercados de drogas en la red oscura ha proliferado desde enero de 2011, cuando abrió el primero de importancia, Silk Road. Se estima que a la fecha existen unos 100 de ellos, de los que sobresalen por su duración: Silk Road 3.0, Valhalla, Dream Market, Outlaw Market, AlphaBay, Black Market Reloaded, Tochka, Diabolus/SR3 y The Farmer’s Market.

De los 16 mercados que analizó el reporte entre 2011 y 2016, aquellos con proveedores dentro de la Unión Europea (UE) -que hay en 24 de los 28 Estados socios- representaron casi la mitad de las ventas (46%), mientras que los ingresos totales de los ocho mercados más grandes oscilaron entre 11 y 19 millones de euros por mes.

Alemania, Reino Unido y Holanda conforman por mucho los mercados más importantes del comercio ilícito de drogas por Internet en la UE, con ventas entre 2011 y 2015 con un valor de 26.6 millones de euros, 20.3 millones y 17.9 millones, respectivamente, en particular de estimulantes diferentes a la cocaína, principalmente actasy y anfetaminas.

Es impresionante: el reporte estima que tan sólo 1% de los vendedores de drogas ilegales que hay en la darknet es responsable de 50% de las transacciones de compra-venta, y refieren que el número absoluto de vendedores en la UE es de 3 mil 305.

Uberización del narco

No siempre es la misma persona, pero siempre es muy simpático quien entrega la mariguana a domicilio; te hace sentir en confianza.

El semanario francés de nuevas tendencias Les Inrockuptibles publicó en su número pasado un reportaje sobre cómo la compra de mariguana y otras drogas se ha convertido en París en algo tan sencillo y común como solicitar un taxi Uber a las siete de la noche.

El funcionamiento es el siguiente: un jefe de red dispone de un número telefónico, que cambia regularmente, en el que centraliza los pedidos; una vez que los clientes envían su dirección, los distribuye por mensaje de texto (SMS) a los diferentes “repartidores” que trabajan para él.

El “repartidor”, que conduce una pequeña motocicleta o un automóvil que le proporciona su jefe, no carga más de 15 saquitos de mariguana por viaje, que representa alrededor de 700 euros, y debe informar al cliente por SMS en cuánto tiempo estará en su domicilio y mantenerlo al tanto de su recorrido hasta que llega.

Trabaja generalmente cinco días a la semana; comienza a las dos de la tarde y termina a las dos o tres de la mañana, o más tarde los fines de semana, por lo que recibe una paga de mil a dos mil euros por mes, mucho menos de los “cientos de miles de euros al año” que ganan las cabezas de red, quienes llegan a ocuparse de hasta 300 clientes cada uno.

Como en cualquier negocio, para ganar la fidelidad de los clientes los narcomenudistas también ofrecen “ventas flash” y promociones por SMS, por ejemplo: “en la compra de dos bolsas de producto, el tercero tiene 10 euros de descuento”; “en la compra de cuatro bolsas, la quinta es obsequiada”, o, “por Halloween, compra siete gramos por sólo 50 euros”…

“Esta técnica de venta por ‘call centers’, mucho tiempo reservado a la cocaína y a otras drogas duras, se ha adaptado a la cannabis y ha explotado a partir de 2015″, señala el reportaje.

Según una juez parisina en la materia, que conserva en el anonimato la revista, el fenómeno es tan masivo que, “para decirlo sencillamente, en París sólo hay repartidores de drogas y no quedan más que unos cuantos puntos de venta callejeros”.

En tanto, David Weinberger, investigador del Instituto de Nacional de Altos Estudios en Seguridad y Justicia, dice que “hemos entrado de lleno en un modelo de uberización o generalización de la venta de cannabis“.

Cripto-raves

La revista Wired informa que en la darknet y en foros cerrados de Internet se habla de un nuevo fenómeno underground que estaría creciendo en ciudades como Moscú, Berlín o San Francisco: los llamados “criptoraves”, “raves confiables” o “escena rave autónoma descentralizada”.

Estos apelativos hacen referencia a las fiestas de música electrónica que se extienden toda la noche y cuyos asistentes bailan y pueden consumir drogas como parte de una experiencia que celebra la libertad y el regocijo al ritmo de los dj’s. Tuvieron sus años de gloria a finales de los años 80 y principios de los 90 con ambientes ya cerrados desde entonces, antes de popularizarse comercialmente.

El artista, músico y tecno-pensador Mat Dryhurst platica a la mencionada revista que la primera vez que asistió a un “criptorave” recibió un mensaje de texto de un amigo que contenía una “llave única” para él y otra para compartir con alguien, usando tecnologías de privacidad digital como el PGP (Pretty Good Privacy, un programa criptográfico y de autentificación) o tokens (cadenas de caracteres codificados), con lo que se aseguran que la identidad de los organizadores quedará oculta.

Dryhurst explica que las reuniones programadas por “canales inseguros como Facebook” son blanco de la policía o, “peor aún, de grupos de derecha que pueden revelar información privada u hostigar a los asistentes a las fiestas”.

Un integrante de Amnesia Scanner, un colectivo de diseñadores y músicos basados en Berlín -y que según la misma fuente ha sido contratado de manera anónima para actuar en esos nuevos raves-, narra que “uno necesita una serie de ‘confirmaciones de bloque’ (tecnología blockchain) para garantizar el acceso” a las fiestas, y que “una vez que estás dentro del sistema tendrás posteriormente acceso a una aplicación descentralizada que utiliza un híbrido de los algoritmos de ‘prueba de participación’ y de ‘prueba de trabajo’ para nuevos raves, lo que garantiza la seguridad de la escena” pues serán eventos entre amigos.

*Esta columna Europafocus fue publicada el 25 de enero de 2018 en el portal de la revista PROCESO. Aquí puedes leer el texto original➥