Calavera design

Por Émilien Brunet
Bruselas/Bélgica

Quién iba a pensar que un siglo después de que el ilustrador José Guadalupe Posadas diera vida a la excéntrica y elegante Catrina, las calaveras y esqueletos de estilo mexicano se pondrían tan de moda en el mundo de la decoración y el diseño en Europa.

Hay para todas ocasiones: Pequeñas y coloridas calaveritas de cerámica para colocar sobre un mueble de la sala; lámparas de diseño para iluminar con originalidad los rincones de la estancia; un simpático adhesivo para decorar la pared del cuarto de los niños o, tal vez, sólo una simple playera con una calavera mexicana estampada.

Incluso han salido a la venta llaveros o globos, y hasta un bar irlandés decoró su fachada de cristal con unos esqueletos que tocan la guitarra y portan sombreros mexicanos.

Es más, desde hace algunos años, en estas fechas, han comenzado a surgir en países europeos, como Francia o Bélgica, reventones de Día de muertos –así, en español–, en los que los jóvenes son invitados a asistir maquillados de catrinas y catrinos.

“México y sus calaveras de Día de Muertos están de moda ahora mismo en Europa”, constata Marian de Schipper, vocera de Kitsch Kitchen, una conocida empresa holandesa que desde 1994 importa productos mexicanos, con tanto éxito que luego los exporta a otros países: Emiratos Árabes (particularmente a Dubái), Japón y Sudáfrica. Desde el principio, la conocida compañía, con sede en Ámsterdam, comercializa calaveras mexicanas.

En su catálogo se ofrecen esos singulares cráneos sonrientes en varios formatos: en manteles de plástico grueso tipo fonda, en papel maché y en cerámica; las tradicionales cajitas con esqueletos de mariachis, de una pareja de recién casados o de parroquianos en una cantina.

“La propietaria, Ingelies Straatemeier adora las calaveras. Conoce la forma en que los mexicanos celebran el Día de Muertos y ha quedado impresionada profundamente”, relata.

Aligerar la muerte

La forma tan jocosa en que los mexicanos celebran a la muerte sorprende con agrado a los europeos que, sin embargo, jamás se imaginarían festejar así a sus difuntos.

“Estéticamente, vemos el Día de Muertos a la mexicana de manera positiva, porque es colorido y festivo, y no como aquí, que siempre ha sido oscuro y triste”, comenta Arno Debal, un conocido artista urbano y miembro del colectivo belga Farm Prod.

Debal y Guillaume Desmarets son los autores de un singular mural inspirado en las catrinas de Posadas; lo realizaron al interior de Charli Salé, un concurrido snack hípster del centro de Bruselas cuyo dueño descubrió esas huesudas imágenes en un viaje a México.

Pero ese gusto tiene un límite. Quien lo explica muy bien es el francés Eric Walter, propietario de Bodega Esquipulas, una tienda parisina que importa y vende “objetos tradicionales y de la cultura popular de México”.

Sus clientes prefieren los pequeños cajones con esqueletitos en escenas de la vida cotidiana, sobre todo de la cantina. “Les da mucha risa y les encantan. Lo que no sucede con las calaveras de azúcar, con las que se asustan”, comenta el empresario, pues imaginarse comiendo un cráneo humano, así sea de dulce, no puede más que evocar para los europeos la necrofagia, encima de cualquier otra interpretación fantástica.

Por eso, Walter opina que sus paisanos “no han entendido bien el sentido” de los elementos de la fiesta del Día de Muertos, a pesar de su amor por la cultura mexicana y sus catrinas.

Y es que él está convencido: “falta dar un gran paso en la mentalidad para poder llegar a comprender la idea de que una persona se puede alegrar por el alma de los muertos”.

De Schipper cree que detrás del fenómeno comercial hay una cuestión de espiritualidad religiosa.

Su razonamiento es el siguiente: como la mayoría de los europeos no profesan ninguna religión, les cuesta trabajo confrontarse con la muerte. Les atemoriza el fin de la vida y, como reacción a esa angustia, tratan de ignorarla, algo que resulta imposible.

“Por eso buscamos nuevos caminos que no nos depriman”, señala la entrevistada, y agrega: “así es como nos ayudan sus calaveras, que son alegres y coloridas, y que nos hacen la idea de la muerte más ligera y fácil de llevar”.

Calaveras orientales

El éxito comercial que han tenido las calaveras mexicanas en Europa no ha beneficiado solamente a los talleres de nuestro país donde se fabrican en sus diferentes presentaciones con el propósito de que sean exportadas.

De hecho, la mayor parte de tales artículos, que se vende sobre todo en las grandes cadenas, no es original: está hecha en China.

Este reportero acudió a una sucursal de la tienda de diseño danés a bajo costo Flying Tiger, la cual anuncia una línea de artículos que, para comenzar, lleva el polémico nombre de “Halloween en México”.

Los diseñadores de la marca europea señalan con orgullo que tales productos han sido “diseñados con amor en Dinamarca”. En ellos se apropian de la imagen mexicana de la calavera y la reinterpretan con su particular estilo nórdico. Según la información de las etiquetas, son artículos fabricados en China.

Máscaras de catrina y objetos pintados con calaveras –jarrones, soportes modernos para velas de casa, cojines, vasos o protectores de celular– son vendidos a precios bajísimos en el mercado europeo (entre 2 y 7 euros; 45 y 160 pesos al cambio actual).

Mientras algunos mexicanos se sienten indignados frente a lo que consideran una escandalosa expoliación cultural, otros lo toman menos personal, como Arturo Ladrón de Guevara, profesor de literatura hispánica en Malines, Bélgica.

“No me siento ofendido para nada”, asegura, y considera comprensible en términos de mercadotecnia el gancho de venta usado por la tienda escandinava: “Halloween” es un concepto totalmente aceptado y “menos macabro” que lo que podría llegar a interpretarse como Día de muertos entre los europeos más susceptibles.

Y en todo caso, fueron las propias autoridades mexicanas las que contribuyeron a globalizar las folclóricas calacas al autorizar la reciente realización de la película Spectre de la famosa serie del espía británico James Bond en nuestro país.

Cómo olvidar que una de sus escenas más simbólicas es un fantástico desfile del Día de Muertos que fue recreado para la ocasión, y que, precisamente, por razones turísticas y comerciales ahora instituyó cada año el gobierno de la Ciudad de México.

La producción hollywoodense fue estrenada mundialmente a finales de 2015. En muchos países de Europa se convirtió en la película más taquillera de todos los tiempos en su primera semana de estreno. Tan sólo en Francia, más de cinco millones de espectadores fueron a ver Spectre en los primeros dos o tres días.

Y ahí está el resultado: las calaveras mexicanas, para bien o para mal, se han vuelto un fenómeno en Europa.

*Este reportaje fue publicado el 29 de octubre de 2017 en la revista CAMBIO.