La pequeña insurrección de Cauty

Jimmy Cauty y una de sus maquetas.

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Un día, mientras hacía la fila para pagar en una tienda de comestibles, Jimmy Cauty miró a su alrededor y pensó sobre la pasividad con la que le parecía que actuaba la gente: “sólo querían comprar su comida rápida, comérsela y en la noche irse a la cama a dormir para regresar al día siguiente al trabajo. Nadie parecía interesado en rebelarse”.

A partir de esa reflexión, al artista británico –que está por cumplir 60 años– se le ocurrió en 2011 recrear escenas de acción en miniatura dentro de frascos de vidrio inspirándose en manifestaciones violentas de descontento social.

El proyecto, titulado A riot in a jam jar (Un disturbio en un tarro de mermelada) contenía verdaderas joyas de humor negro en modelismo: en una, por ejemplo, se ve a un policía antidisturbios montado en un caballo preparándose para asestar un toletazo a un niñito inmóvil con pantaloncillos cortos en presencia de sus padres. El nombre de la obra: Sofocando la revuelta: identificar la amenaza, aislar la amenaza, destruir la amenaza.

En otra, una horda de gendarmes golpea a dos ancianos sentados en sillas. Esa pieza se llama Minoría extremista. En una más se observa a activistas encapuchados rodeando el vehículo de la pareja real inglesa. Camila, la duquesa de Cornwall, es sacada a la fuerza por uno de ellos mientras otros están por decapitar a su esposo, el Príncipe Carlos, mientras documentan la escena varios camarógrafos de televisión.

Esa fue la forma en que Cauty llevó mucho más allá el ataque con piedras, bombas de pintura y patadas en contra de ese mismo automóvil, ocurrido en diciembre de 2010. Cuando eso sucedía, la multitud gritaba que les cortaran las cabezas.

De ese proyecto nació otro más ambicioso bautizado como The Aftermath Dislocation Principle (ADP), que comprende tres maquetas en las que Cauty escenifica una ciudad en ruinas emergida de una violentísima insurrección y que está ambientada en algún lugar del condado de Bedfordshire, al este del país.

El panorama es caótico: hay autos quemados, un camión de mercancías está incrustado dentro de un McDonald’s destruido, una iglesia fue incendiada, policías antidisturbios bloquean todas las entradas y salidas a la ciudad, las ventanas de los inmuebles y comercios están rotas, en los muros hay consignas antisistema, el saqueo se puede ver por doquier, las calles están llenas de patrullas… pero no hay civiles, sólo figurillas de policías –más de tres mil– y de equipos de televisión.

Cauty comentó a este columnista que ADP está “abierta a la interpretación”. Me dice que “la gente puede hacerse su propia opinión una vez que la ha visto”, que “la gente pasa mucho tiempo mirando y se hace su propia historia de lo que está pasando”. Con frecuencia, expone, regresan a visitarla. Muchos medios describen su creación como la visión futurista de una Gran Bretaña post-insurreccional.

El detalle de los personajes, que casi permite adivinar sus emociones y gestos corporales, así como el minucioso trabajo de montaje y el realismo logrado, es digno de admiración. Al respecto, el rotativo británico The Independent escribió: “A diferencia del arte contemporáneo, mucho del cual no es nada interesante, este maravilloso trabajo políticamente rabioso del músico convertido en artista y nacido en Liverpool, James Cauty, ofrece al observador una abundancia de detalles visuales”.

Cauty se declara un “artista marginal”. ¿Qué significa eso hoy en día?, le pregunto. “Opero fuera del circuito normal de galerías”, contesta. “No asistí a una escuela de arte y soy autodidacta. No tengo una trayectoria y no vendo mi trabajo a ricos coleccionistas de arte”.

El proyecto ADP, agrega Cauty, es administrado por L-13 Light Industrial Workshop, “que no es una galería, sino una plataforma de apoyo, un hogar espiritual y un epicentro técnico para un pequeño grupo de artistas”.

Cauty se hizo famoso con su grupo de música house The KLF, con el que se anotó varios éxitos bailables a finales de los años 80 y principios de la década siguiente. Logró una especial consideración cuando en 1992 decidió quemar públicamente un millón de libras ganadas con su carrera musical. Con Alex Paterson fundó el exquisito dúo electrónico The Orb, que abandonó después de dos años en 1990.

Cauty continuó con sus actividades en el mundo de la música, combinándolas a partir de 2003 con su trabajo artístico alternativo, que desde un principio sirvió para expresar sus cuestionamientos políticos. Una de sus primeras creaciones fueron unos timbres postales con la imagen de la reina portando una máscara de gas, que realizó para un colectivo de arte luego de que se dijo que Sadam Husein poseía armas químicas. Tuvo que entregar los timbres para su destrucción debido a una cuestión de propiedad intelectual.

En 2014 ADP fue exhibida en Holanda y al año siguiente en Dismaland (algo así como Deprimentelandia), un parque de atracciones temporal (una parodia de Disneylandia) concebido por el artista urbano Banksy en Somerset, Inglaterra, en el que participaron artistas de corte provocador que él invitó.

Una ocasión, narra Cauty, accidentalmente miró la maqueta a través del agujero de un pedazo de madera. Entonces se imaginó que sería interesante que ADP pudiera observarse así. El paso lógico fue meter en un contenedor de 13 metros de largo la maqueta más grande, titulada ADP1: Una pequeña recreación del mundo, para exponerla en 36 ciudades que vivieron importantes revueltas históricas: Oxford, Glasgow, Edimburgo, Nottingham, Londres… Prácticamente el reino entero ha ardido alguna vez con insurreciones masivas.

De tal forma, el mini-Estado policiaco propuesto por Cauty únicamente puede observarse a través de las mirillas ubicadas a los costados del contenedor, el cual, por cierto, puede ser libremente grafiteado. En unas bocinas exteriores se puede escuchar el ruido de los radios de la policía (con voces agudas que corresponden al tamaño de los personajes) y el del motor de un helicóptero de reconocimiento, que incluye el proyecto y cuya luz de búsqueda se mueve de un lado a otro, acentuando el ambiente de opresión.

El ADP Riot Tour comenzó en enero pasado y terminará la próxima Navidad en el Museo Panacea de Bedford. Ahí podrá ser visto el proyecto en su totalidad: la maqueta principal integrada a las otras de menor tamaño: ADP2: La rebelión de Nuevo Bedford, transportada en un contenedor de tres metros, y ADP3: El puente, en otro de casi dos metros, que únicamente han sido exhibidas en el festival de artes escénicas de Glastonbury; en el campamento de inmigrantes ilegales en Calais, Francia, y en la Royal Academy Summer Exhibition de Londres.

El ADP Riot Tour no está patrocinado por ninguna empresa. En junio pasado recibió 49 mil libras de un fondo público, del Consejo de las Artes de Inglaterra, que lo consideró un “proyecto excepcional”.

Incomodado, Cauty lo tomó con sabiduría… o con cinismo, pero en todo caso sin aflicción. “Ahora –escribió en su página de internet– estamos financiados por el Estado, o por el pueblo, o quizás estamos ahora tirando los impuestos de los contribuyentes. O también podríamos decir que estamos ofreciendo gratuitamente a un diverso rango de comunidades a escala nacional un trabajo artístico excepcional y enteramente comprometido. Usted juzgue”.

En ese momento, Cauty aún tenía que recolectar 50 mil libras para poder finalizar la gira. Y hasta ahora lo hace, entre otras vías, vendiendo sus escenas de acción en frascos de mermelada o “escudos antidisturbios ADP”, redondos y decorados con la famosa “carita feliz” amarilla.

*Esta columna Europafocus fue publicada el 5 de octubre de 2016 en el portal de la revista PROCESO.Aquí el texto original➜