Nuevo frente: Bélgica

Verviers
BRUSELAS.- Los hermanos Chérif y Said Kouachi adquirieron en Bélgica un rifle Kalashnikov y un lanzacohetes que utilizaron para perpetrar el atentado del miércoles 7 contra Charlie Hebdo, de acuerdo con el periódico La Dernière Heure.

El periódico publicó esa información el miércoles 14, dos días antes de los operativos antiterroristas realizados simultáneamente en varias localidades de Bélgica, incluyendo Bruselas, que dejaron un saldo de dos extremistas muertos en Verviers, en el este del país.

Artículo publicado en la edición del 18 de enero de 2015 de la revista PROCESO

Citando “muy buenas fuentes”, el rotativo belga asegura que parte del armamento de los hermanos Kouachi fue comprado por Amedy Coulibaly –el tercer terrorista que realizó la sangrienta toma de rehenes en un supermercado judío, también en la capital francesa, el viernes 9– y que la transacción tuvo lugar en los alrededores de la estación ferroviaria del sur de Bruselas. Supuestamente pagó menos de 5 mil euros por la mercancía.

Con base en la misma fuente, el diario agregó que el rifle automático de tipo Scorpio que portaba Coulibaly durante la toma de rehenes también “proviene de Bruselas”.

La policía antiterrorista no ha confirmado esas informaciones, pero existe como antecedente el hecho de que en 2010 Chérif Kouachi y el argelino Djamel Beghal intentaron procurarse armamento en Bélgica con el propósito de organizar la evasión de Smain Ait Ali Belkacem, un integrante del Grupo Islámico Armado de Argelia encarcelado por su responsabilidad en una serie de atentados cometidos en Francia en 1995.

Claude Moniquet, especialista belga en seguridad y terrorismo, precisó en el referido diario que, en esa ocasión, Kouachi y Berghal pretendían adquirir una decena de Kalashnikov y armamento de punta.

El nombre de Coulibaly volvió a aparecer en Bélgica el martes 13. Ese día Neetin Karasular, un hombre proveniente de Charleroi, una ciudad al sur del país, se presentó en una comisaría de policía para contar que había tenido contacto, desde mediados de noviembre, con Coulibaly, quien quería adquirir un automóvil.

El hombre refirió a la policía la transacción. Dijo que al enterarse de los atentados en París y saber que Coulibaly estaba implicado, sintió miedo y decidió contar todo. Los agentes registraron su domicilio y encontraron documentos que confirmaban la transacción de un vehículo, pero también hallaron pruebas sobre la venta de armas y municiones a Coulibaly. Según informaciones que obtuvo la agencia de noticias Belga, en algunos documentos se hace referencia “a un calibre poco usual (de arma), que corresponde a la pistola Tokarev que usó Amedy Coulibaly en el ataque al supermercado”.

La policía también descubrió que Karasular había vuelto a comprar el automóvil de Hayat Boumeddiene, la pareja de Coulibaly, quien se encuentra prófuga en Siria desde el jueves 8, luego de transitar –con apoyo de una red afgana de reclutamiento extremista– por un aeropuerto de Turquía procedente de Madrid.

Nido de radicales

El jueves 15 las fuerzas de seguridad de Bélgica realizaron operativos antiterroristas en diversas áreas de Bruselas y su periferia, así como en Verviers, donde una confrontación armada entre unidades de élite y extremistas atrincherados en un céntrico edificio le costó la vida a dos de éstos y dejó herido a otro.

Las autoridades belgas afirmaron que seguían la pista de los presuntos terroristas desde hace meses, y que el espionaje telefónico reveló que se preparaban “atentados inminentes de gran envergadura” en el país dirigidos contra policías, lo que obligó a la intervención de la policía federal. Los operativos, señalan las autoridades, no tuvieron relación alguna con los ataques terroristas de París.

No obstante, el diario La Libre Belgique precisa que la cadena francesa de noticias LCI aportó un dato que pone en duda esa afirmación: sin dar más detalles, aseguró que los tres extremistas que se enfrentaron a la policía en Verviers pertenecían a la misma estructura que Coulibaly, versión sobre la que la justicia belga no ha querido opinar.

En todo caso, los medios belgas parecen descubrir en Verviers un “nido de radicales”, como menciona un titular de La Libre Belgique. Esa localidad –pobre y con una alta tasa de migración– se localiza a poco más de una hora al este de la capital y cerca de Holanda y Alemania.

Los yihadistas belgas representan uno de los contingentes europeos más cuantiosos en los campos terroristas de Siria: entre 400 y 600 de un total de entre 2 mil 500 y 5 mil europeos. Esa cantidad resulta más alarmante si se considera que Bélgica es un país pequeño, con 10 millones de personas.

La mayor parte de los combatientes islamistas belgas provienen de regiones de habla neerlandesa o de Bruselas (donde se habla neerlandés y francés). Pero la influencia de las redes yihadistas de reclutamiento es tal en Verviers que, en unos cuantos meses, una decena de jovencitos de esa población de habla francesa abandonaron a sus familias para irse a combatir a Siria. Los extremistas muertos durante el tiroteo en Verviers habían estado en aquella nación de Oriente Próximo.

Según las últimas informaciones del Ministerio del Interior de Bélgica –presentadas el viernes 2–, 184 de sus connacionales combaten actualmente en Siria y en Irak en las filas del Estado Islámico y del Frente Al-Nusra, un grupo yihadista ligado a Al-Qaeda. En Siria, ese ministerio tiene registrada la muerte de 45 belgas reclutados por el Estado Islámico.

Sin embargo, otras fuentes a las que accedió el diario Le Soir contabilizan al menos 340 belgas peleando en los dos países mencionados, y afirman que cada mes 10 jóvenes belgas salen a unirse a esos grupos terroristas.

Los datos oficiales señalan que unos 100 yihadistas belgas han regresado a su país, aunque el martes 13 el periódico La Dernière Heure reveló que esa cifra en realidad se elevaba a 300 –sólo provenientes de Siria–, de los cuales unos 20 están en prisión por cargos de terrorismo. Los demás permanecen en libertad.