BERLINEARTE: Vanessa Farfán desde Berlín (3)

VANESSA FARFÁN
Arte contemporáneo
BERLÍN

 

Desde la extravagante capital alemana, la artista mexicana Vanessa Farfán nos envía una nueva entrega de recomendaciones en arte contemporáneo europeo para los lectores de Europafocus.  Esta ocasión, Farfán aborda la obra de tres alemanes, uno de ellos el polémico Schlingensief. Disfrútenlos…

 

 

 

 

Christoph Maria Schlingensief

La retrospectiva que el KW Institute for Contemprary Art de Berlín ha montado sobre la obra de Christoph Schlingensief  (1960, Oberhausen – 2010, Berlín) es un buen pretexto para echar un vistazo a la obra de este polémico artista que abarcó el teatro, cine, video, la instalación y el performance.  El trabajo de Schlingensief  resulta polémico por dos motivos:  los temas que aborda en sus obras, y el hecho de que su trabajo en conjunto se le denomine arte contemporáneo.

En sus inicios, Schlingensief trabajó como asistente del director de cine experimental Werner Nekes.

En 1987 comenzó a realizar sus propias cápsulas para televisión y películas. Fue con la trilogía “100 años de Adolf Hittler-Las últimas horas en el Búnker”, “Masacre Alemana-la primera hora de la reunificación” y “Terror 200-Alemania fuera de control”, que saltó a la fama.

Como director de teatro realizó, entre otras obras, una versión de Hamlet subtitulada Ésta es tu familia-Nazi line, en la cual el duo de artistas suizos Ubermorgen diseñó una plataforma de internet llamada Nazi-line, por medio de la que se convocó a antiguos miembros de grupos neo nazis al elenco de actores, en una manera de reintegrarlos al trabajo comunitario en el teatro. La obra, estrenada en Suiza, cuestionaba la supuesta neutralidad de este país, que había visto crecer una ola de movimientos de extrema derecha.

Usando los conocidos formatos de programación televisiva como Big Brother o Who wants to be a millionaire?, Schlingensief realizó agudas parodias con temas tabú en Alemania pero comercializados en el Oeste, como la discriminación y el racismo. En 2000, Schlingensief  realizó en Viena la instalación–performance “Ausländer raus” (¡Extranjeros fuera!) en la cual  un contenedor sirvió de asilo a una docena de exiliados reales durante 6 días. Al estilo Big Brother, los paseantes podían observar en pantallas lo que sucedía dentro del contenedor y votar por el exiliado que debía dejar el país. Con ello Schlingensief  quiso puntualizar  los paralelismos que existían entre un campo de concentración nazi y los programas de televisión como Big Brother.

“Animatograph” (animatógrafos) es un dispositivo desarrollado por  Schlingensief, que consiste en una plataforma giratoria sobre la cual escenifica, a manera de instalación, las luchas culturales y de civilizaciones en temas de religión, familia, política e historia. En estos dispositivos Schlingensief reúne tradiciones de Europa del norte y África.

En  1997, durante la décima edición de Document –una de las exposiciones de arte contemporáneo más importantes del mundo que se celebra en la ciudad alemana de Kassel–, Schlingensief  fue arrestado por portar un cartel en el que se leía “Muera Helmut Kohl”, quien fue primer canciller de la Alemania reunificada y dirigió el partido de la Unión Demócrata Cristiana (CDU, por sus siglas en Alemán).

No es raro escuchar que se refieran a Schlingensief como el “Sid Vicious” de la escena del arte, en referencia al bajista de la legendaria banda punk británica Sex Pistols.

En Diciembre 2009, un año después de que se le diagnosticara cáncer, Schlingensief presentó uno de sus últimos trabajos en la Schauspielhaus de Zurich:  Sterben Lernen (aprender a morir), en la cual, con una pequeña producción, el artista cuestiona la posibilidad de lidiar en vida no sólo con la muerte de los demás, sino con la propia.

Un año después de su muerte, con el estupendo trabajo realizado por la curadora Susanne Gaensheimer en el pabellón Alemán en la 54 Bienal de Venecia, Schlingensief fue galardonado con el León de Oro al mejor artista.

A raíz de la retrospectiva en el KW, un conocido diario de arte escribía escéptico en su portada: “¿Schlingensief sin Schlingensief?”.

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Susanne Kutter

Nacida en 1971 en Wernigerode, Alemania, Susanne Kutter vive y trabaja actualmente en Berlín.

Sus  videos e instalaciones giran en torno a la latente turbulencia en espacios domésticos recreados a manera de escenarios.

Su trabajo entreteje el artificio y la realidad y, con sarcasmo, pone sobre la mesa la fragilidad, el desequilibrio y la ruina del ser humano.

En su trabajo más famoso, “Flooded Home” (video, 65 min. 2003) Kutter escenifica el interior de una sala de estar de una casa. El espacio de estilo conservador está perfectamente delimitado y en orden dentro de una alberca. La alberca es llenada poco a poco con agua y el proceso de caos y destrucción del espacio es documentado en video.

En “Panic room” (video, 12 min. 2009) un castillo hecho de masa de pan es la morada de un par de ratones miniatura, que devoran el castillo hasta que finalmente cae. Cabe resaltar la similaridad de las imágenes de esta pieza con las imágenes de Berlín tras los bombardeos de la segunda guerra mundial.

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Beny Wagner

Desde la segunda mitad del siglo XIX , la revolución industrial popularizó en Europa la arquitectura de hierro y cristal. Poco a poco el cristal fue ganando paso al hierro en la búsqueda de una estrecha relación forma-función-significado.

En 1914 Bruno Taut creó su “Pabellón de Cristal” para la Feria de Colonia, y Paul Scheerbart escribió su libro “Arquitectura de cristal”.

Beny Wagner, joven artista nacido en 1985 y con tres nacionalidades (alemana, estadounidense e israelí), retomó la creación literaria de Paul Scheerbart en su obra “Invisible Measure” (video 36:16 min. 2013). Scheerbart habla de un mundo hecho de cristal. Una famosa declaración suya es: “mejor roto que doblado”. Wagner confronta este fantástico mundo de Scheerbart con la contemporánea realidad del plexiglás: un material tan flexible como nuestras necesidades personales.

Tanto el cristal como el plexiglás comparten la cualidad de transparencia. Es ahí en donde Wagner apuntala a una reconciliación con la teoría de Scheerbart al exponer el significado de “transparencia como un vehículo para realizar reformas sociales”.